Hace tres meses que las autoridades españolas observan con alivio las cifras de inmigración irregular. Las entradas, una media de unas 1.200 al mes, constatan que los flujos se han reducido considerablemente desde enero y que han caído a niveles por debajo de los registrados en 2018, cuando España se convirtió en la principal puerta de Europa para la inmigración irregular. La caída, tanto en llegadas por mar como por tierra, no se explica solo por el mal tiempo, sino por el papel de Marruecos.
“La notable reducción de las llegadas a España es, en gran medida, el resultado de la colaboración entre las autoridades españolas y marroquíes”, destaca un informe interno de la Comisión Europea, al que ha tenido acceso EL PAÍS. El mismo documento revela, sin citar la fuente, que los guardacostas marroquíes (Gendarmería y Marina Real) han abortado este año 2.831 salidas de inmigrantes por mar.
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