Más de 30 organizaciones de la Sociedad Civil y de distintas Iglesias, entre ellas la Oficina de Justicia y Ecología de la Conferencia de Provinciales de Canadá y EEUU, han dirigido una misiva a el Presidente Biden y a la vicepresidenta Harris, en el que hacen un llamado a profundizar la colaboración con actores humanitarios y sociales de la Sociedad Civil y a un cambio radical de las políticas y relaciones de EEUU, especialmente, con la región de Centroamérica.
La carta comienza con el reconocimiento de algunos pasos positivos (medidas y anuncios) que se estima que van por el buen camino para revertir políticas migratorias y de asilo que han sido un desastre para los derechos humanos de las personas migrantes en la región.
La carta se centra en la relevancia de ampliar y desarrollar relaciones a través de las OSC, que se desarrollen procesos de consulta y que se tengan en cuenta los aportes y comentarios que desde los actores humanitarios se realizan a la hora de definir estrategias tanto de política migratoria como de intervenciones que busquen enfrentar las causas y a los causantes de los éxodos que vivimos en el continente,
En la carta se refieren principios y consideraciones de especial interés que se insta a que sean asumidas por la nueva administración de EEUU y que propicien un giro que centre la conversación y agenda pública en los derechos humanos y en criterios de desarrollo democrático, justo e inclusivo.
La carta hace referencia de un modo muy claro a el deterioro de las democracias, a la corrupción y la crisis de derechos humanos en El Salvador, Guatemala y Honduras, instalados en procesos claramente autoritarios, señalando además, como en estos países se está restringiendo el trabajo de las organizaciones sociales, el derecho a la libertad de expresión y manifestación, la protesta social, en definitiva, la lucha por los derechos humanos y por revertir las causas vinculadas no sólo a la pobreza, sino también a las violencias, la persecución, la negación de las diversidades, el freno a la lucha de las mujeres y un largo etc.
En definitiva, esta carta dirigida a Biden y a Harris, les hace llegar una invitación que propone una elección -reconociendo la relevancia de EEUU en la región- que utilicen sus recursos y su influencia para aportar en el fomento de sociedades realmente justas, inclusivas y democráticas, y encuentren en la sociedad civil una aliada.
La carta dedica un largo espacio a recomendaciones específicas sobre la cooperación desde EEUU, entre ellas: Evitar los actores gubernamentales corruptos; apoyarse en consultas con la sociedad civil de EEUU y los países receptores (no limitada a los socios tradicionales); priorizar y enfrentar las emergencias coyunturales de la COVID y los desastres naturales recientes (que están generando un flujo de verdaderos/as refugiados/as climáticos); centrarse en los grupos más vulnerables; enfrentar las causas de la migración forzada con políticas que incluyan la igualdad de género y racial, el desarrollo inclusivo y políticas atentas a la situación particular de la niñez; etc.
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