Durante el último año se han detenido 845,307 personas en la frontera sur de EEUU, sólo en el mes de Julio pasado se detuvieron a más de 200,000 de las cuales un 45% fueron expulsadas en aplicación del título 42, conforme a declaración del secretario del Department of Homeland Security. Esta es sólo una muestra más de las claves de detención y deportación que vivimos en distintos contextos del continente y que caracterizan la política migratoria restrictiva y carente de un enfoque de Derechos Humanos. Algo especialmente grave en EEUU y México.
La deportación no es el final de una historia, sino el inicio de una nueva. Estas deportaciones masivas se acompañan de violaciones de procedimiento en toda su implementación y pueden ubicar (y sucede así en muchas ocasiones) a las personas retornadas forzadas en situaciones de riesgo alto como está sucediendo estos días en la frontera de Corinto en Honduras.
CRISTOSAL, la Pastoral de Movilidad Humana de Honduras y el ERIC Radio Progreso han hecho un comunicado en torno a esta situación de frontera en la que diariamente están llegando entre 250 a 450 personas migrantes forzadas retornadas y que lo hacen en una situación de alto riesgo.
Foto @RadioProgreso
Entre las alertas destacan las siguientes:
Solicitar al Estado de Honduras la asunción de un rol de garante de los derechos humanos y de promotor de trato digno a las personas migrantes retornadas, y para ello que se cree e implemente un sistema de protección estatal que brinde atención integral.
Exigir a los gobiernos de la región (Estados de México, Estados Unidos, Guatemala, Honduras y El Salvador) que trabajen en conjunto en la búsqueda de soluciones duraderas en el corto, mediano y largo plazo para prevenir crisis humanitarias generadas por deportaciones masivas.
Conoce aquí el comunicado.
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