3 de octubre de 2024
Del 25 al 26 de septiembre se realizó la tercera Cumbre de Movilidad Climática en Nueva York convocada por el Centro Global para la Movilidad Climática (GCCM, por sus siglas en inglés) donde se juntaron líderes y lideresas de gobiernos, así como, personas de la banca multilateral, organismos de Naciones Unidas y de la academia para dialogar sobre la movilidad climática. El evento se desarrolló durante la Semana por el Clima y la Asamblea General de Naciones Unidas.
Fuente: Global Center for Climate Mobility, 2024.
La Cumbre de Movilidad Climática es importante porque permite conectar diversos actores de alto nivel -que trabajan en lo local, nacional, regional y global- para comprender las perspectivas y acciones que están realizando y reconocer el ecosistema que se está creando desde Naciones Unidas para abordar la movilidad climática. Luego de participar en varias consultas organizadas en la región por el GCCM, la Red Jesuita con Migrantes fue invitada a la Cumbre. Sin embargo, uno de los desafíos que identificamos es que esta conversación cuente con la participación de las comunidades que viven los efectos adversos del cambio climático y los desastres socioambientales, esto por las barreras migratorias, lingüísticas y financieras para estar en estos espacios.
Valoramos de manera positiva que las organizadoras de la Cumbre dieron espacio en la agenda para proyectar el documental “Somos Territorio“, producido por varias organizaciones aliadas a la Red, para visibilizar la realidad de América Latina, junto con otros dos videos que evidenciaron los impactos sobre las poblaciones del sur global.
Durante la presentación del documental realizada por la RJM LAC y la Ruta del Clima resaltamos la necesidad de comprender los daños y pérdidas que están teniendo las comunidades como una violación de derechos humanos. Hicimos un llamado a continuar trabajando en red para dar una respuesta integral, acción que siempre debe reconocer la sabiduría que tienen las comunidades para responder ante estas situaciones.
Intervención RJM. Cortesía: Loss and Damage Collaboration (L&DC), 2024.
Al cierre del evento, intervinieron Amy Pope, directora de la OIM y Filipo Grandi, Alto Comisionado para las personas refugiadas. Amy Pope resaltó que la migración debía ser vista como una oportunidad para los países, por lo que, se debía promover una migración por elección. A lo que agregó que el GCCM estaba mostrando cómo la migración podía ser una forma de adaptación para el cambio climático, y por tanto, es necesario alejar la mirada de las fronteras como único elemento de la política migratoria y fortalecer la integración.
Conectado con ello, Filippo Grandi se refirió a la complejidad del problema que no alcanza a ser abordada de forma integral por los gobiernos. Destacó que se debe re-humanizar a las personas migrantes y refugiadas quienes han sido víctimas de discriminaciones en los territorios a donde llegan y buscar la garantía de sus derechos. Para ello, mencionó que se requiere trabajar las causas raíz. Destacó que la Declaración de Los Ángeles puede ser una de las formas para abordar esta complejidad, aunque, esta forma de gobernanza ha sido cuestionada por la sociedad civil porque mantiene una mirada securitista sobre la migración.
Llama la atención que en la mayoría de las conversaciones no se mencionará la protección de los derechos humanos de aquellas personas obligadas a migrar por causas climáticas o quienes viven la inmovilidad, puesto que, al no existir un marco normativo sólido para su protección, algunos países han optado por crear mecanismos temporales que no brindan un marco de derechos a largo plazo, lo que deja en situaciones de vulnerabilidad a gran parte de la población.
Otra reflexión del encuentro es la poca mención a las causas raíz del cambio climático y de los desastres socioambientales, preocupa que en estas conversaciones se centre en acciones de mitigación y adaptación, y se deje de lado la prevención como un eje central. Junto con diversas organizaciones aliadas seguimos insistiendo que no se puede hablar de movilidad climática sin hablar de justicia climática y justicia migratoria, la estructura política y el sistema económico extractivista ha privilegiado el consumo depredador sobre el bienestar de las comunidades y de los ecosistemas que habitamos y esto debe transformarse.
Por último, compartimos otras intervenciones que resaltan la mirada del sur global, la cooperación internacional y la ciencia. Por ejemplo, Oreoluwa Finnih del gobierno de Estado del Lago en Nigeria reseñó que las soluciones deben trabajarse en conjunto con las comunidades locales que son quienes más viven los impactos del cambio climático para lograr soluciones a largo plazo.
En cuanto a las responsabilidades de la crisis climática se hicieron pocas menciones, entre ellas, el secretario permanente del Ministerio de ambiente y cambio climático de Fiji remarcó que los países que generan mayor impacto en la crisis climática deben hacerse responsables y disminuir sus emisiones. A lo que añadió la necesidad de tener presente la herencia cultural de los pueblos que tienen procesos de relocalización puesto que en muchos planes no se mide la pérdida cultural que implican los movimientos.
Ottilie Bälz del Robert Bosch Stiftung resaltó la importancia del trabajo articulado para responder ante las migraciones por cambio climático, como lo es el trabajo entre el sector privado, la sociedad civil, la filantropía y los gobiernos.
Para cerrar, se hizo mención del Programa SWOT, trabajado por la NASA, con el que se quiere medir y monitorear los cambios de los cuerpos de agua en el mundo para poder anticipar inundaciones y eventos de aparición inmediata que afectan a la población más vulnerable de tal manera, se busque prevenir un desplazamiento por esta causa.
El desafío de la crisis climática y sus implicaciones en la migración forzada son temas relevantes para la Red Jesuita con Migrantes en nuestro compromiso por atender las causas de la migración y el Cuidado de Casa Común.
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