Este 22 de enero, en Ginebra, se está llevando a cabo la reunión preparatoria de la Sociedad Civil de cara a la 14 cumbre del GFMD (Global Forum on Migration and Development) que se celebra esta misma semana. La reunión preparatoria de la sociedad civil es un espacio que recoge los frutos de las reuniones previas en distintos territorios del mundo y pretende fijar una posición para presentar en la misma jornada inaugural del foro.
La jornada, durante la mañana en horario europeo, propuso un panel amplio sobre el estado de la Migración y de los Derechos Humanos en los distintos continentes y en las fronteras globales. Entre las ponentes del panel, la Red Jesuita con Migrantes, con la presencia de María Teresa Urueña -responsable de incidencia de la red- apuntó a los retos principales y a las oportunidades a los que nos enfrentamos como Sociedad Civil en la región.
En esta participación de la RJM continental se puso el foco sobre elementos claves del contexto que enfrentan las personas migrantes forzadas, principalmente, y las personas defensoras y las organizaciones de la sociedad civil que las acompañamos. Entre ellas las políticas de contención que abundan en la precarización de las condiciones de la migración, cuyas consecuencias son diversas -por ejemplo el drama de las más de 9,000 personas desaparecidas en la ruta, la militarización de las fronteras, las expulsiones, las detenciones, etc.- estas políticas constituyen un modelo de gobernanza que olvida las responsabilidades de los Estados en materia de Derechos Humanos, que criminaliza a las personas migrando o en comunidades de acogida y resulta de una centralidad devastadora en la dinámica de los flujos migratorios en el continente.
La Gobernanza impulsada desde los Estados se apoya en el lema de una migración ordenada, segura y regular, para esconder que lo que realmente propone es un enfoque de seguridad contrario a los derechos humanos y que ante la gravedad de las causas-violencias que siguen expulsando a la gente de sus comunidades y de sus países, es decir ante el hecho probado de que la migración no para, llevan a las personas a asumir riesgos extremos convirtiendo la migración en un callejón sin salida en todo el continente, que es fácilmente exportable a otros territorios del planeta. Crecen los motivos para migrar, crecen los obstáculos para hacerlo, la migración no para, las personas asumen cualquier riesgo.
Desde la Red Jesuita con Migrantes -recuerda María Teresa- optamos por construir modelos que apuntan a una migración informada, acompañada y protegida. En este enfoque se enmarcan algunos de los desafíos que como sociedad civil enfrentamos:
El aumento del caudal migratorio, la precarización de las condiciones, la extensión de la crisis humanitaria migratoria (junto la crisis de la cooperación que se expresa en menores recursos), explica -entre otras razones- el agotamiento de las organizaciones que están en primera línea.
El cierre de espacios cívicos, el escaso diálogo con los gobiernos y la falta de transparencia, con independencia del corte más o menos progresista de los distintos gobiernos en la región que no está suponiendo una diferencia, en general, en el trato e implementación de políticas migratorias mayoritariamente restrictivas.
La migración como arma electoral. La utilización de la migración en las contiendas electorales recientes y en las que tenemos por delante este año (EE.UU., México, Panamá, República Dominicana, El Salvador, Uruguay y eventualmente Venezuela) que entran en una competencia y un diálogo que se fomenta en narrativas falsas, excluyentes y denigrantes respecto a las personas migrantes forzadas.
Así se fortalecen de los discursos de odio, racismo y discriminación que se difunden irresponsablemente desde la esfera pública.
Esto aumenta la criminalización no solo de las personas migrantes sino de las personas que las defienden y acompañan.
Hay algunos elementos que suponen oportunidad para la sociedad civil en la región y que conviene también tener en cuenta.
Aprender de la estrategias de resistencia de las propias personas migrantes forzadas (en cuanto a su comunicación, su organización y especialmente su solidaridad, etc.) mucho que aprender de ellas.
El trabajo con gobiernos locales, de la mano de comunidades de acogida, que permiten ofrecer respuestas certeras y contextualizadas, a algunos de los retos concretos de la integración.
La revisión de la declaración de Cartagena (Cartagena+40) de cara al Plan de Acción Chile (2024-2034) y los aprendizajes del Plan de Acción de Brasil, que puede aportar a construir una verdadera región de acogida en clave de protección. Aquí centraremos muchos de nuestros esfuerzos de incidencia y colaboración durante el 2024.
El diálogo global de la sociedad civil. La comunicación global de estrategias entre la sociedad civil de las distintas regiones del planeta puede generar un aprendizaje esperanzador.
No renunciar en la búsqueda de la justicia para las personas migrantes forzadas, esto en el marco del 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que celebramos en diciembre del 2023. La búsqueda de justicia para la migración forzada, no es otra cosa que la búsqueda de justicia para la humanidad entera.
América Latina y el Caribe, especialmente desde la mirada de otras regiones del planeta, puede entenderse como una tierra de esperanza, pero la realidad se define en dos elementos claros 1) nos queda mucho recorrido por hacer en materia de derechos humanos, de promoción de justicia, en construcción de reconciliación, en propuestas de verdadera protección y en el reconocernos como tierra de verdadera hospitalidad y 2) Las tendencia descritas, lo que observamos en los territorios concretos y en las estrategias políticas y mediáticas, más bien apuntan un retroceso en la región.
Sin duda, la transformación de las crisis migratorias en nuestra región, y en cualquier parte del mundo, pasan necesariamente por una transformación radical de las causas violencias que la generan, la pobreza y la desigualdad fundada en un modelo de desarrollo excluyente y depredador, la profunda crisis de la democracia, junto con la corrupción y la impunidad, la violencia expresada de manera radical en las guerras y los conflictos asimilados, la preponderancia de los negocios criminales que ganan y ganan espacios construyendo una macro-criminalidad que se nos supera ampliamente, otras violencias privadas, la persecución de la diversidad en cualquiera de sus expresiones y, junto a otras, la violencia creciente contra la casa común.
Seguiremos informando sobre los avances y concreciones que puedan lograrse en los próximos días de trabajo de esta 14 cumbre del GFMD.
La participación de la RJM en la cumbre del GFMD en Ginebra se enmarca en nuestra alianza como parte del Bloque Latinoamericano sobre Migración, en la que hay una amplia representación, además de María Teresa de la red, están participando Claudia Interiano de la FJEDD, punto focal en El Salvador, y Blanca Gomez de COFAMIDE en El Salvador , Eliza Ibarra de ACCSS punto focal en Guatemala, Mercedes Perez de CASM, punto focal de Honduras, Eddie Canales de la NNIRR, Federico , punto focal del bloque en Brasil, Berenice punto focal general del Bloque, Itzel de Cafami , punto focal del bloque en México, Vladimir de Asociación Ramañahui, punto focal en España y Efrain de COLEFOM en México y USA.
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