Esta nota repasa algunas de las situaciones que ha enfrentado la migración forzada Haitiana en el continente en el primer trimestre del 2021, está basada en un comunicado del SJM Haití, que recoge informaciones de los últimos tres meses y una declaración pública. El SJM Haití es la organización especialista en migración y refugio de los Jesuitas en Haití y vinculada a la Red Jesuita con Migrantes.
Enero, febrero y marzo de 2021. La agonía de los migrantes haitianos, un continuo que hay que detener.
Miles de ciudadanos/as haitianos/as, atrapados en sus propio país continuan con su elección de huir. Hasta ahora, los últimos acontecimientos en el país están lejos de invertir la tendencia. La imparable crisis económica, social, política y de violencias que vive Haití no cesa.
En contra de las expectativas vinculadas a la llegada al poder del Presidente Biden, se ha registrado una ola de deportaciones de haitianos de Estados Unidos. "Desde la toma de posesión del Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el 20 de enero de 2021, se han intensificado los vuelos de deportación a Haití, en total violación de la moratoria sobre las deportaciones firmada por el inquilino de la Casa Blanca" (Le Nouvelliste en su edición del 18 de febrero).
Vinculada a estas expectativas, contaba AFP, como en Tijuana (México), miles de migrantes, muchos de ellos procedentes de Haití, ondeaban banderas estadounidenses en señal de júbilo mientras sonaban las bocinas poco después de que se anunciara la victoria del candidato presidencial demócrata en las últimas elecciones estadounidenses. La ilusoria esperanza de poder llegar por fin a los Estados Unidos y establecerse allí no duró en absoluto.
En la frontera peruana, el pasado mes de febrero, en otra muestra del interminable éxodo haitiano, los Ministerios de Defensa e Interior de este país se ufanaban de la detención de más de 450 haitianos y africanos que querían ingresar, desde Brasil, al país por el Puente La Amistad en Madre de Dios. A pesar de insistir en su deseo no de quedarse en Perú, sino de seguir su ruta migratoria hacia el norte u otros países, no se paró el proceso. Las declaraciones públicas de las autoridades regionales de Perú contribuyeron a la expansión del discurso criminalizador de la población migrante.
Caravana de migrantes haitianos y africanos entrando en Perú por la frontera con Brasil (Fuente: RPP NOTICIAS)
Mientras miles de migrantes haitianos siguen buscando un futuro por todo el continente, en la vecina República Dominicana continúa con su política de "proteger" su territorio, incluida la línea fronteriza terrestre compartida con Haití. Las autoridades intensifican sus planes de construir un muro -una verja perimetral- a lo largo de la frontera para frenar lo que algunos ultranacionalistas dominicanos llaman la invasión haitiana. El presidente, Luis Abinader, fue inequívoco cuando dijo a finales de febrero: "En dos años queremos acabar con los graves problemas de inmigración ilegal, tráfico de drogas y tránsito de vehículos robados que tenemos desde hace años". Su director de inmigración, Enrique García, se hizo eco de ello, afirmando con orgullo que el muro "es un proyecto que ningún gobierno se ha atrevido a realizar". En efecto, el Estado dominicano está a punto de ratificar estas medidas drásticas para contrarrestar la "amenaza" que representa -a sus ojos- el flujo de haitianos que cruzan los distintos puntos de la línea fronteriza entre las dos repúblicas. Una muestra más del lenguaje que quiere construir una realidad estigmatizadora y que no observa ni la crisis de Haití, por la que huyen, ni las constantes violaciones de derechos de la población haitiana migrante forzada.
El SJM Haití, ubicado en el territorio haitiano y conectado con toda la red, es decir informado y testigo cercano de la penosa suerte de la migración haitiana en el mundo˗ migrantes forzados en su mayor parte ˗, y desde su misión a favor de los más vulnerables, principalmente las personas migrantes, insta a todos los actores a hacer valer los derechos humanos del pueblo haitiano, tanto de aquellos/as que permanecen en el país como de los cientos de miles que migran. Y exige al gobierno haitiano que trabaje para crear condiciones que amplíen el derecho a no migrar, revirtiendo el clima de terror establecido en el país y mantenido por intereses identificados por muchos.
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